7 de agosto de 2015

Bandas sonoras imaginarias. The Moon-Rays

Vampira, la erótica del horror
Lo de hacer música para películas es más antiguo incluso que el cine sonoro. En los tiempos del cine mudo, no era raro (al menos en los sitios finos) que algún músico –por lo general, un pianista– acompañase la película con la interpretación de alguna pieza. Por lo general la música se improvisaba o se interpretaba alguna partitura genérica que pudiese encajar con la temática. Con el sonoro, esta tarea se estableció formalmente como un aspecto más de la producción cinematográfica.


Antes de meterme en el asunto de las bandas sonoras y de la canción de esta semana, un apunte. Con esta entrada, inauguro una nueva modalidad de canción del viernes: la canción ilustrada. Creo que es hora de probar cuánto hay de verdad en eso de que una imagen vale tanto como mil palabras. Y así de paso, dar salida a otra de mis facetas de artista diletante. La idea es esta: ilustraré las canciones con una imagen (firmada por mi álter ego, el ficticio ex-pornógrafo Mario Matalla) que tenga relación con algún aspecto de la canción; la temática, el título, alguna frase de la letra... No pretendo plasmar fielmente en contenido de la canción, sino complementarlo.

Además... ejem, las ilustraciones serán de señoritas –o señoras, desconozco el estado civil de los pixels– que, espero, lucirán espléndidas y seductoras. Sin guarradas, eso sí... Le he hecho prometer al señor Matalla que se mantendrá dentro de unos límites de decoro razonables. O sea: nada de enseñar partes sonrosadas. Es que si no, el Gran Hermano me cierra el chiringuito. Por último, decir que no dejaré de escribir los comentarios habituales; mi idea es ir alternando ambos formatos, aunque sin un orden fijo. La semana que me apetezca escribir, escribiré; las que me apetezca hacer foto-dibujitos, los haré. Ahora, a lo que íbamos...

Blues for Vampira (The Moon-Rays)


Los Moon-Rays son un simpático grupo que se dedica a hacer música –en un formato instrumental vagamente emparentado con la surf-music– para películas de terror de serie B. Poco importa que las películas sean imaginarias. En un estilo como este, doblemente de género (tanto por el cine, como por la música), lo que importa es la solvencia en la ejecución y la complicidad con el público. La primera la cumplen sobradamente; en cuanto a la segunda, juega en su contra que son unos señores mayores con oficio que han decidido explotar ese nicho, no unos jovenzuelos dementes obsesionados con el género. Para mí, ningún problema.



Vampira


La seducción y la erótica del horror en un sentido clásico y esencial. Olviden, por favor, toda esa imaginería romántica –en su acepción de ñoña– de los vampiros bestsellerosos de nuestros días. En la seducción –como en la vida–, la cosa no va de miradas lánguidas, promesas de eternidad y suspiros... Va de comer o ser comido. (Nota: para ver la ilustración a máxima resolución, pinchar en la imagen)

Comer o ser comido, la erótica del horror
Vampira y serpiente: de primero, sangre; luego... ya se verá

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