15 de agosto de 2014

El encanto de la normalidad. Laura Marling

Laura Marling. The girl next door
Hay veces que te apetece algo etéreo, bonito, sin complicaciones. Alejarse de las músicas angulosas que arañan y muerden (y que tan bien sientan y suenan otras veces) y simplemente sentir la comodidad de lo habitual, el encanto de la normalidad. Hoy puede ser uno de esos días. Porque hay veces que te apetece escuchar a Laura Marling, lo que pasa es que todavía no lo sabes. El concepto "the girl next door" aplicado a la música y llevado a su última conclusión.


Esta muchacha, dicen, comenzó a grabar sus propias composiciones de folk, claramente influidas por Joni Mitchell a los 18 años. Sí, su primer disco es del 2008 y la criatura nació en en 1990. Todos estos datos parecen irreales para alguien de mi generación, pero lo pone en la wikipedia, así que debe ser cierto.

Según mi humilde y subjetiva opinión, carece de cualquier rasgo de grandeza como artista: ni toca ni canta especialmente bien, simplemente de una manera correcta (y un tanto sosa); sus composiciones suenan a cosa que ya hemos escuchado con más genio y personalidad en las voces de la ya citada Joni Mitchell o Carole King, por poner otro ejemplo. Tampoco es que sea una sex-symbol que explote una imagen sexualizada, la chica es monilla pero ordinaria, una de tantas. Entonces, ¿por qué mola Laura Marling?



En efecto, parece tu vecinita del quinto, dando por saco con la guitarrita. Ahí radica su secreto. Etimológica y realmente, la folk music es la música del pueblo, y nada es más pueblo que tu vecina, the girl next door. Invita a pensar en un mundo mejor, en el que tu vecina (o más bien, la hija de tu vecina) canta canciones bonitas que bajan flotando grácilmente por el hueco de la escalera y se cuelan por debajo de tu puerta, mezcladas con olor a tarta de manzana recién hecha. Pero realmente tu vecina no toca la guitarra, lo más seguro es que ni tengas vecina y que lo que tengas en el piso de arriba sea un taxista del atleti... y además siempre llueve en lunes y todo es una mierda y hay veces que te quieres morir o matar a alguien, etc. Entonces, cuando te das cuenta de todo esto, es cuando te apetece escuchar a Laura Marling. Porque es la cotidianeidad que te gustaría tener y que no existe, porque la realidad es tan miserable que ya nos hemos olvidado de la grandeza y a lo máximo que aspiramos es a una normalidad amable y ficticia, pero que podemos imaginar como real. O sea, a Laura Marling.

Hagan la prueba: denle al play y cierren los ojos. No piensen que es una gran artista que les trae algo sublime desde otra parte del mundo. Convénzanse de que esto realmente está pasando. Ahí, al otro lado de la puerta. Alguien normal, alguien que conoce. Así todo tiene sentido, así está bien.

¿Qué quieren que les diga? A mi me encantaría tener una vecinita así, que me saludase en el ascensor cuando vuelve con su guitarra y que me pidiese una taza de arroz un domingo. Pero, sobre todo, lo que más me gustaría es que me durmiese por las noches con sus bobas cancioncitas.

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