4 de agosto de 2014

Verano de sudor y sal

Este es un microrrelato que presenté a un concurso de temática erótico-romántica, sin resultado.

No creo que pueda darle salida en otro concurso o publicación, así que lo publico aquí con la sana intención de echar unas gotitas de gasolina a su libidinosa imaginación.



Fue un verano inusualmente caluroso. Un verano de sudor y sal.

Eramos jóvenes. Bañistas inconscientes y felices, a remojo en las cálidas aguas de un mar benigno.

Un pequeño roce accidental y mi pequeño soldado se puso en posición de firmes. Los mamíferos macho en efervescencia juvenil tienden a reaccionar así a la estimulación directa.

El mundo alrededor de mi se desvaneció. Los cientos de bañistas en la orilla, los sonidos del mar al mediodía, el paisaje mismo. Todo. Sólo quedamos aquella aprendiz de lolita y yo. A miles de kilómetros de allí, en el centro mismo de ninguna parte.

Sus carnosos labios de pequeña diablilla adoptaron una expresión de disgusto fingido mientras su cuerpo ondulaba con movimientos crispados sobre mis caderas.

Una pequeña exhalación. La sombra de un gemido, una vez cada dos ondulaciones, como un metrónomo apareándose.

¿Qué extraña bestia había liberado? Una que, una vez libre, es imposible volver a encerrar.

Verano de sudor y sal. Pegajoso.

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