5 de septiembre de 2014

El alien que cantaba canciones de amor. Roky Erickson

Roky Erickson. Como las maracas de Machín
La locura, desde tiempos antiguos, ha estado rodeada de un aura mística, la mayoría de las veces sin razón alguna. Nada suele haber digno de atención en los locos. Sus trastornos solo causan dolor y angustia a los que les rodean y sus fantasías suelen carecer de interés. Profetas y locos, niños y locos... comparaciones que suelen hacerse para resaltar el carácter genial o sincero de los dementes. Todo mentira. Pero, ¡ay!... cuando se combinan la genialidad y la locura...


Cuando la locura va acompañada de genialidad, esta adquiere un tono diferente, más sugerente quizás, más desconcertante casi siempre. No creo que haya ninguna relación causa-efecto entre ambas cualidades. Si acaso, un espíritu extremadamente sensible, que suele ser un ingrediente de la genialidad, puede precipitar la manifestación de un trastorno ya latente. La mayoría de las veces lo que sucede es que, aun siendo relativamente raras ambas circunstancias –más rara la genialidad, sospecho–, por pura estadística se da el caso de que alguien genuinamente genial se vuelve majareta. Roky Erickson es un buen ejemplo en el mundo de la música popular. Él y Syd Barrett son –al margen de algún otro geniecillo menor–, los principales exponentes del artista pop enajenado y genial. Mención honorífica para Brian Wilson por sus crisis nerviosas y depresiones, pero claramente, en el terreno de la locura, no juega en la misma liga que los citados anteriormente.

Para Roky probablemente todo comenzó en sus tiempos con los 13th Floor Elevators, cuando los miembros de la banda seguían un estricto régimen de drogas alucinógenas que incluía, en grandes cantidades y a todas horas, mescalina, peyote o LSD... aderezado todo ello con una miajica de marihuana entre trips, supongo que como tentempié o algo así. Precisamente un problema legal por posesión de marihuana fue lo que le hizo dar con sus huesos en un sanatorio mental, donde procedieron a freírle las pocas neuronas que le quedasen en su sitio a base de electroshocks.

Declaración jurada de Roky Erickson, alienígena
Están entre nosotros. La declaración jurada de un alien.

Roky Erickson ha sido sucesivamente –según su testimonio– un demonio, un monstruo y un alienígena. Nótese que todas esas encarnaciones corresponden a lo que una persona no perturbada en sus facultadas mentales calificaría de seres imaginarios. Es ahí, en la imaginación ferozmente distorsionada de Roky donde reside, creo, lo que hace a su genialidad –presente desde un principio– algo sugerente y cautivador. Los monstruos que pueblan sus canciones, la emotividad distante y distinta, la marciana narración de hechos triviales... Todos estos elementos hacen que parezca que, efectivamente, es un songwriter alienígena. Paradójicamente, el resultado suele ser muy cercano para nosotros, meros humanos. Algo debe tener cuando se dice que hasta Dylan dijo que, de todas las versiones de canciones suyas que se han hecho, su preferida es la que hicieron los 13th Floor Elevators de "It's All Over Now, Baby Blue". Tratándose de Dylan, nunca podemos estar seguros de con qué intenciones lo dijo (o incluso si lo dijo realmente), pero creo que algo de sincera admiración debía haber en esa afirmación. No en vano Dylan –uno de los artistas más lúcidos y cuerdos que ha habido– en muchas ocasiones ha escrito canciones intentando hacerlas como lo haría un demente. No me resulta extraño que la alucinada visión de su canción perpetrada por Roky y compañía  le resultase interesante.

En fin, al margen de cualquier consideración sobre su estado mental (algo inevitable, pero accesorio a su calidad como artista), lo importante es que es un compositor y un intérprete de gran talento. Esta es una muestra reciente de su trabajo. Aunque físicamente bastante deteriorado, su talento para escribir canciones que se clavan como puñales en la memoria sigue intacto, acaso más afilado que nunca.



Lamento que el vídeo que haya puesto sea así. Siempre prefiero poner interpretaciones en directo o, si no puede ser, algún videoclip significativo... Pero como comprenderán, un alienígena que por las mañanas lo primero que hace es encender todos los electrodomésticos de la casa y poner la tele y la radio a todo trapo para no oír las voces de su cabeza, no es fácil que comparezca en tiempo y forma para dar un concierto. Parece que en los últimos tiempos alguien le ha convencido de que se medique y su relación con la realidad es algo más llevadera. Incluso algún concierto ha dado, aunque las muestras que he encontrado –en lo que se refiere a su faceta más reposada, que es la que encuentro más interesante y en la que se puede enmarcar este último trabajo– son de tan baja calidad que he preferido poner esto. En su rol de leyenda del garage-rock salvaje y psicodélico sí que hay alguna muestra relativamente reciente bastante interesante.

A mi, lo que más me llama la atención es cómo alguien con la mente en esa dimensión desconocida llena de monstruos, extraterrestres y seres imposibles, puede dar con la tecla de emociones humanas básicas: la soledad, la esperanza (o la falta de ella), la inseguridad... todas cosas que nos tocan muy de cerca. ¿Cómo alguien tan perturbado puede tocar esa fibra sensible que todos tenemos, la ejercitemos o no? ¿Cómo sus alucinadas pesadillas pueden devenir en líricas viñetas de crispada y conmovedora música pop? Demasiadas preguntas. Solo se me ocurre que en algún momento del pasado, él vivió en nuestro mundo y fue uno de nosotros. Nosotros no hemos estado en su planeta, pero él sí en el nuestro. Quizás solo estamos a unos cuantos electroshocks de partir en un viaje como el suyo.

2 comentarios:

  1. Maravilloso articulo, si se me permite el comentario

    ResponderEliminar
  2. Pues no sé si permitirlo, joder, a ver si ahora se me va a llenar el chiringuito de pelotas...

    ResponderEliminar